lunes, 17 de agosto de 2009

O_o

En toda mi vida, salí una vez, sólo una vez del país. Estuve un mes en Alemania (Berlín, Hamburgo, Frankfurt y otra ciudad que no me acuerdo)... pero tenía dos años. Así que es como si nunca en mi vida hubiese salido.

En realidad, fuimos una vez a Martín García, una isla argentina que se encuentra del lado uruguayo del Río de la Plata. Entonces estuvimos en aguas uruguayas.

La cosa es que, salvo esa vez, nunca salimos del continente americano. Ni siquiera del sudamericano.

Como se habrán dado cuenta por mis dos últimas entradas, este año está colmado de sucesos inesperados. Y hoy surgieron dos bastante extraños.

Primero: antes, mi hermano y yo estábamos viciadísimos con el Age of Mythology, donde salen los griegos (como supongo que sabrán). La cosa es que le hicimos prometer a mi mamá que, cuando mi hermano tuviese nueve y yo trece, nos iba a llevar a Grecia. Ella aceptó, pensando que nos íbamos a olvidar. Después se dio cuenta de que sólo faltaban dos años, pero bueno... a lo mejor nos olvidábamos igual.

Además, de pequeña leí Eugenia en Venecia, un libro que habla sobre una chica que se va de vacaciones a Venecia con su papá unos días. Aunque no lo parezca, el libro está bastante bueno... y, por supuesto, te quedan las ganas de ir a Venecia antes de que se hunda. Como mi mamá también lo había leído, tenemos desde prácticamente siempre el plan de visitar Venecia.

Lo que pasó es que ni mi hermano se olvidó del viaje a Grecia ni yo del viaje a Venecia. Así que parece que el año que viene lo vamos a hacer: vamos hasta Roma, tomamos un barco a Venecia... y ahí es cuando se meten las amigas alemanas de mi mamá (vivió unos años en Alemania). Venecia está cerca de Alemania, ¿cómo no visitar a Gaby, en Berlín, a Eva, en Hamburgo, a Irma, en Stuttgart...? Y ya que estamos, ¿por qué no vamos a Holanda, a visitar a Isabel? Por eso no sabemos si lo vamos a hacer... sería un viaje excesivamente largo. A mí me encantaría, pero no soy yo la que decide.

Bueno, después de irnos de Italia, Alemania u Holanda, en donde estuviésemos, iríamos a Grecia. Me encantaría poder hacer ese viaje... sí, sería el año que viene, pero ya no puedo esperar. Odio esta ciudad, quiero salir... e ir a algún lugar interesante o que aún no haya visitado, porque por irme a San Bernardo prefiero quedarme en mi casa.

Pero eso no es lo único.

Afortunadamente, no.

Mi mejor amiga de toda la vida el año que viene cumple quince. Acá los quince vendrían a ser los dulces 16, solamente que se puede elegir entre fiesta o viaje. Y mi amiga eligió viaje.

Hoy a la mañana entra un mensaje de la mamá de mi amiga, al celular de la mía.

"El año que viene nos vamos a Europa de viaje de 15. ¿Y si vienen Ro y vos?"

No sé qué va a pasar. No sé si vamos a hacer los dos viajes por separado, no sé si vamos a "fusionarlos" , no sé si sólo vamos a hacer uno; en ese caso, no sé cuál vamos a dejar de hacer; no sé si no vamos a hacer ninguno. Pero al menos está el proyecto de tener unas vacaciones especiales el año que viene.

Me despido, queridos daims que soportan todos mis desahogos, los alegres y los tristes.

Y me despido yo también.

sábado, 15 de agosto de 2009

Cambio, cambio...

El otro día me preguntaron cómo me había dado cuenta de que Damaia era Damaia y no Panduán. Es decir, cómo supe que me había confundido de género respecto a mi daimon. Y me di cuenta de que no sabía qué responder muy bien. Después de pensar un poco, decidí hacer esta entrada; más para que yo misma no me olvide de cómo fue que para otra cosa.

Para empezar, nos empezamos a dar cuenta de que había algunas personas que se registraban, por ejemplo, diciendo que su daimonion se llamaba Pirulito (siendo esta persona X una chica), pero que no lo conocían.

Lo que nos llevó a preguntarlos: ¿cómo saben que su daimonion es macho? ¿O acaso pretenden ponerle Pirulito aunque sea hembra? Muchos nuevos se obligaban a sí mismos, por así decirlo, a seguir la corriente, a tener un daimonion del sexo opuesto. Porque eso era lo normal.

¿Me habría pasado eso también a mí? Lo dudaba mucho; a mí siempre me gustó ser diferente en todos los aspectos posibles. Aunque era cierto que también odiaba llamar la atención. Pero yo había elegido el nombre "Panduán" varios días después de conocerlo.

Lamentablemente, no recordábamos si Ro en ese entonces se había concentrado en oír una voz masculina, una femenina o simplemente una voz, fuese la que fuese.

Comenzamos a leer sobre el tema, a buscar en los topics viejos de "Charla daimónica" y "Preguntas y respuestas" algo sobre cómo influía la personalidad, forma de ser o cosas así sobre el género de su daimon, así como en la página de Lio. Había cosas contradictorias, ambiguas... lo único que pudimos sacar en limpio era que muchos opinaban diferente, a decir verdad.

Por lo que pensamos: ¿y si resulta que no hay algo 'normal', sino algo 'repetido' que tu daimonion sea del sexo opuesto? ¿Y si pudiese llegar a ser 'Panduán'... hembra? En un principio, durante casi toda mi "vida daim" hasta ese momento me había parecido algo completamente descabellado, un sinsentido, una ridiculez.... pero ahora era algo probable. Me seguía costando imaginarle como hembra pero... ¿qué pasaba si solamente era la falta de hábito?

Y llegamos a la conclusión de que deberíamos empezar desde cero para comprobar que no nos habíamos equivocado. No bastaba con reconstruir mentalemente lo que habíamos vivido: había que volver a hacerlo, para que no quedaran más dudas.

Llegado a este punto deberíamos explicar una cosa: dos o tres meses después de conocernos, ya no nos concentrábamos tanto para hablarnos o para que Ro me viese. Bastaba con escuchar un murmullo, que sin embargo entendía con la misma claridad que si 'hablase' alto, y no me veía más que de reojo.

En fin, comenzamos a hacer de vuelta todo en serio. O mejor dicho comencé, porque queríamos reconstruir el primer contacto lo mejor posible, por lo que yo debería concentrarme yo y no mi daimonion.

Y al final resultó que me había equivocado al principio. Mi daimonion era hembra, y durante meses no me había dado cuenta.

Al principio fue muy raro... luego nos fuimos acostumbrando, tanto ella como yo. En el fondo, no había cambiado nada; la personalidad de ambas seguía siendo la misma, ella me veía exactamente igual. Lo único que había que hacer era sustituir la 'o' por la 'a' en unas cuantas palabras y listo.

Ya está, ese fue nuestro proceso de cambio. Nos despedimos, Ro y Damaia. Y espero que esto le sirva a la persona que me lo preguntó...